miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL FEMINISMO NECESARIO


Extracto del capítulo VIII
de nuestro libro "PALABRAS PARA INDIGNADOS".  

    

¿Qué es este movimiento que las más jóvenes ven tan obsoleto sin entender que,si no fuera por él, no estaríamos ahora como estamos? ¿Qué pueden aportar las mujeres en su conjunto a una nueva sociedad? 

 En primer lugar, el feminismo, según la periodista Concha Fagoaga “es un movimiento de raíces ilustradas que permite a las mujeres conquistar un lugar en la ciudadanía y un acceso a la educación y al trabajo productivo.” Visto así no se entiende como tiene tantos detractores, incluso dentro de círculos de mujeres profesionales y supuestamente liberadas. También lo podedmos considerar como aquella creencia o actitud íntima con la que las mujeres se pueden identificar, de forma pública o privada, que les permite rebelarse ante las dificultades o ante las injusticias sufridas -de índole laboral, familiar o social-, por el mero hecho de pertenecer al sexo al que pertenecen. Creencia que les anima a actuar en consecuencia para combatir las injusticias, eliminarlas y poder crecer con mayor libertad y seguridad. 


 El desarrollo del feminismo ha supuesto un proceso largo, difícil y -malentendido a veces- que no pretendemos ahora desgranar. Proceso que culminó en diversos lugares del planeta con modificaciones, derogaciones de leyes e implantación de otras nuevas que suponen -en teoría- una nueva igualdad política de derechos y de deberes para las mujeres. Aunque, desgraciadamente, esta igualad no se ha extendido por todos los países. Y en los que se ha implantado, tampoco se cumplen las leyes con estricción. En la práctica, sigue existiendo un machismo de difícil erradicación, que se demuestra en la realidad cotidiana.

 Además se ha creado una  reticencia dentro de la sociedad al asimilar  el termino “feminismo” al de “machismo”, como si fueran las dos caras de una misma moneda. Cuando no es así. El feminismo es una ideología que pretende conseguir igualdades sociales y laborales para las mujeres. En cambio, el machismo es una actitud prepotente que tienen algunos hombres, a través de un conjunto de prácticas, comportamientos o palabras, que resultan ofensivos para el género femenino. Aunque grupos feministas minoritarios hayan caído a veces en actitudes sexistas, éstas no pueden generalizarse en absoluto ni provocar confusión entre ambos términos.


   
¿Qué pueden entonces aportar las mujeres a una sociedad nueva? Las mujeres constituyen la mitad o algo más de la población mundial. Aunque solo fuera por el número de ellas, seguro que contribuirían  con algo novedoso. Y así lo están haciendo y demostrando, desde hace algún tiempo, en la esfera pública y en el ámbito de la denuncia y de la crítica. No podemos dejar de citar a las escritoras Naomi Klein, Susan George, Noreena Hertz, Susan Sontag o Arunrdhati Roy como impulsoras de un mundo mejor. Y por supuesto a Eleanora Roosvelt, quien tuvo un papel fundamental en la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todas ellas, feministas.

Lo que queremos dejar claro es que las mujeres han sido invisibles durante siglos y han estado demasiado tiempo en silencio. Y ahora poseen la energía y predisposición necesarias para contribuir a un cambio de modelo de sociedad, efectivo y real, en el que el feminismo tenga cabida. Donde se sientan partícipes y reconocidas, al colaborar como mujeres, en igualdad, junto con sus compañeros, los hombres.      
 
 Su situación es privilegiada por su relación íntima y práctica con la vida diaria, sus experiencias vitales, urgencias y cuidados, arraigados hábitos de preservación de la vida y otras potencialidades creativas de apego a la realidad que todavía hoy en día no han encontrado forma de expresarse plenamente en el ámbito de lo público. Para exponer algunos ejemplos nos podemos referir al trabajo que en muchas partes del mundo (y en zonas muy desfavorecidas), grupos de mujeres incansables realizan contra las guerras, a favor de sus propios derechos o de los de la infancia. O la continuada lucha como madres, oponiéndose a que sus hijos maten o mueran o desaparezcan. Muestras, todas ellas, de su enorme humanidad.


Todo ello nos impulsa a decir que, para la construcción de una sociedad como la que deseamos, humanista, libre e igualitaria, necesitamos a las mujeres dentro del feminismo, como motor de colaboración. Estamos en contra del desprecio o del maltrato que otorga el poder de un sexo sobre el otro, sea éste el que fuere. La igualdad real en lo laboral, la simetría, dentro de las diferencias obvias y saludables, en las relaciones interpersonales y un equilibrio sano, posibilitador de intercambios afectivos e intelectuales entre las distintas personas, de distinto o igual sexo, raza, creencia, cultura o edad, son elementos que incluimos como necesarios.

Fotos : Plácido López