Escribir un libro a cuatro manos es toda una aventura que no hemos podido evitar, Manuel Penella y yo. Aunque cada uno tenemos distintas formaciones académicas y trayectorias personales y profesionales (él, filosofo e historiador; yo arquitecta y algo rebelde) estábamos de acuerdo en lo fundamental. Y además, como se sabe, la diversidad de miradas enriquece el resultado. Prácticamente desde que salió el libro de Hessel nos propusimos escribir otro, para aportar algunas ideas y reflexiones, palabras en definitiva, sobre el momento actual en el que casi todos malvivimos.
Momento lleno de mentiras o de falsas verdades (que viene a ser lo mismo), con un exceso de información que nos llena de perplejidad casi siempre (o de horror) y una sensación de estar siendo engañados, manipulados y esquilmados. Aunque no derrotados. El Movimiento 15 M, nos llenó de fuerza. Y vimos que era posible una revolución pacífica, inteligente y crítica. No estamos solos, nos decíamos. Apostemos por una revolución humanista.
Despues de largas conversaciones y trabajo por separado y en conjunto, hemos escrito este ensayo, que pretende ser (como se dice en el prólogo) una obra abierta para que cada cual añada los capítulos que faltan. Un borrador, en definitiva, que estimule a los que todavía creen que no todo está perdido, dentro de los cuales nos encontramos.
Os esperamos a los interesados el día 2 de noviembre a las 19,30 h en Espacio Ronda (Ronda de Segovia, 50 de Madrid. Metro Puerta de Toledo) para presentaros el libro, hoy recién salido de la imprenta. Con su portada gris y letras blancas y rojas, y esas manos levantadas que parece que bailan. Manos abiertas a la acción solidaria, a no quedarse quietas. Y para muestra un botón, aunque se podrá descargar gratuitamente por Internet, copio y pego el inicio del capítulo VII, "La moral humanista":
LA MORAL HUMANISTA
En cuanto se pone al ser humano en la
cima de la escala de valores, se produce, de manera automática, un
esclarecimiento moral, presidido por una regla muy sencilla: Si algo no es bueno para el ser humano, es
malo, y no se debe hacer ni tampoco consentir. Por ejemplo:
–Es moralmente inadmisible bombardear una ciudad so pretexto de atrapar
a un solo hombre, se llame Noriega, Milosevic, Bin Laden, Sadam Hussein o
Gadaffi.
–Uno no se puede presentar ante las Naciones Unidas y mentir para meter
al mundo en una guerra.
–No se puede matar a la gente de hambre a
fuerza de cultivar colza para alimentar las vacas de unos carnívoros que viven
en la otra punta del globo.
– No se puede celebrar la energía
atómica, dando a entender que es limpia y eficiente, la única solución a
nuestros problemas energéticos, y ocultar los accidentes (Chernobil,
Fukushima…) y sus repercusiones, como no se puede ocultar el peligro de los
residuos y el daño directo a las personas que participan en la minería y en el
procesado del uranio o se ven alcanzadas por los efectos de estas actividades
sobre el entorno. Los daños personales representan una objeción definitiva, lo
mismo que el peligro de legar a nuestros descendientes un mundo inhabitable.
–Escriminal encubrir la decisiva participación de los especuladores en
el encarecimiento de los alimentos por el expediente de echarle la culpa a que
los chinos y los indios comen mejor que antes.
–Es inmoral cargar en la espalda del contribuyente el montante de la
juerga que se han corrido los creadores de la pirámide de Ponzi que acaba de
derrumbarse.
–Es moralmente inadmisible que se
desahucie a una familia para darle el gusto a unos banqueros.
–Es inmoral ser los “testigos silenciosos”
de lo que está ocurriendo en el mundo, mirar hacia otro lado como hacían muchos
alemanes en la época de Hitler ante el horror de la matanza de inocentes en los
campos de concentración. Es inmoral callar, no denunciar, como si las guerras,
el hambre, la pobreza o la muerte de tantos niños en África (14.000 al día
según un informe de la UNESCO) no fuera con ellos.
–Es inmoral que a la hora de recortar
gastos, se empiece por perjudicar a los más débiles, como acaba de hacerse.
Todo eso es malo e indignante, se aduzcan tales o cuales razones.
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