Corina y las demás puede ser el título de un best
seller que tal vez escribamos un amigo y yo, con fines republicanos-lucrativos.
Pero Corina y las
demás es mucho más que eso.
Es una llamada de
atención.
Una travesura.
O si quieren, un
simple post, que, gracias a este
reclamo, quisiera que leyeran algunas personas.
Porque Corinas,
hay pocas. Y las demás, somos demasiadas. Corinas, aproximadamente un
1%; las demás, el 99% restante.
Corina representa el lujo, esa vida
principesca con la que –todavía- unas pocas, sueñan. Y unas poquísimas, disfrutan. En un segmento
lejano a la realidad de la crisis, de todas las crisis.
Las demás somos el resto de mujeres de este país, de todos los países, del mundo.
Profesionales, amas de su casa, científicas, traductoras,
arquitectas, limpiadoras, secretarias, comadronas, doctoras,
equilibristas sin red y sin seguro, escritoras, funcionarias, bomberas,
carteras, todas luchadoras, madres, abuelas, estudiantes, adolescentes, hijas,
feministas, conservadoras, bestias de carga o
prostitutas. Mujeres que hemos
nacido y crecido en un planeta hermoso, pero con una cultura patriarcal que no
acabamos de eliminar.
Todas nosotras conformamos las demás.
Foto: Ormond Gigli
Mujeres con nombre y
apellido, singulares
y únicas, con deseos, con ganas de hacer bien las cosas, de ayudar a construir
un planeta más habitable, de colaborar con otra manera de entender la
educación, con otra manera de pensar los espacios y los edificios, de hacer
política, de escribir, de vivir. De repartir. De hacer justicia.
Mujeres cansadas de ser esclavas de multinacionales para las que cosemos, de nuestros compañeros con los que dormimos, de nuestros amos a los que servimos.
Mujeres maduras que
vuelven al ruedo de la
intransigencia laboral después de haber criado a su prole.
Ancianas a cargo de
nietos e hijos,
compartiendo con ellos sus pobres pensiones y escuálidos ingresos.
Mujeres maltratadas psíquica y físicamente. Asesinadas
vilmente aquí y en todas partes. Censuradas, invisibilizadas, silenciadas.
A todas ellas, a las demás
-e incluso a Corina-, hoy que no es más que un día cualquiera, quiero
dedicarles este post. Para que no nos
amedrentemos ante lo que parece imposible, para que sigamos avanzando, amando, e
intentado armar ese mundo que deseamos, mejor para todos. Y para todas.
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