martes, 16 de febrero de 2010

Música para los dioses


Hace unos días encontré brotes en flor de color rosáceo adornando un pequeño arbusto entre la polución de un espacio sórdido, helado y con varios grados bajo cero. Su hallazgo me hizo estremecer ante la excepción de lo que es capaz la naturaleza, entre fríos, nieves y amarguras... Así la vida. Y así el Preludio de Lohengrim de Wagner. Escucharlo, sentirlo, detener nuestro pensamiento por un largo momento y dejarnos llevar por la música, produce una emoción similar a la que inicialmente me refería: es hallar un resquicio de vida entre la vulgaridad que nos hace tocar el cielo y sentirnos parte de un todo, intuyendo que -a través de una finísima rasgadura- podremos entrever lo que el velo de Maya oculta.


Wagner era un genio que pretendía por medio de sus composiciones operísticas desarrollar una obra de arte total. Aquella que reuniría lo musical, lo poético, lo visual y lo escenográfico; aquella en la que el ser, al intentar abarcarla -imbuido en un mar de sensaciones, coros, historias y referencias mitológicas- pudiera salir renovado y capaz de emprender cualquier acto por sobrehumano que éste fuera.

Lohengrin es una de las primeras óperas compuestas por este excepcional músico. Luego le siguieron la famosa tetralogía “El Anillo de los Nibelungos”, “Tristan e Isolda” y “Parsifal”.

La historia, recreada en leyendas de la mitología nórdica, presenta a Lohengrim (hijo de Parsifal), que viene a salvar a Elsa montado en una barca llevada por un hermoso cisne, surcando el Rhin. Pero el mantenimiento  de un terrible secreto, el de su identidad, es la condición que impone para poder profundizar en su amorosa vida, lejos de sus gentes. La duda, enorme amenaza, impide que la relación se consuma al provocar que Elsa sea incapaz de eludir la pregunta que cuestione su amor hacia él.


Merece la pena escuchar y extasiarse con la obra de arte completa de Lohengrim, tal como Wagner deseaba llamarla. Este fin de semana, he tenido la oportunidad de hacerlo en unas sesiones operísticas que organizo en mi casa, en las que me deleito y aprendo junto con mis amigos, conducidos por un experto en estas lides que nos ayuda a comprender, conocer y amar este género musical en absoluto pensado para minorías.

No os perdáis el preludio, por favor. Presionando el título del post o:
http://www.youtube.com/watch?v=VryTI0rC8lQ

3 comentarios:

Mª Pilar dijo...

Durante muchos años, he pertenecido a Los çamigos de la Opera de La Coruña, teniendo la oportunidad de escuchar la gran mayoría de Operas conocidas, incluidas alguna que otras modernas.
Pero las que más me gustan, despùes de las de Verdi, son las de Wagner y en especial Lohengrim.
Soy una gran aficionada a la musica clásica.

Un abrazo

Pilar

Anónimo dijo...

Mas bien, música de Dioses. Gracias.
Tú siempre regalando sensaciones bellas. Cuando no por la vista, por el oído o ambos. Los otros tres, quedan para imaginarlos. Lastima que Internet no haya llegado aún hasta tanto. De seguro que al igual estarían a tan alto y exquisito nivel. Jose.

Cristina García-Rosales dijo...

La ópera, de la que no soy experta para nada, es un género musical que a veces nos puede hacer volar. Exquisito, sin duda alguna, como tantas otras cosas, pero de un nivel alcanzable por cualquiera que tenga sensibilidad. Besos