lunes, 21 de marzo de 2011

LUNA DE PRIMAVERA


Y entonces apareció la luna. Y era enorme, redonda y amarilla. En el horizonte, mientras salía, pudimos apreciar su hermosura. Su cara, entre la neblina, denotaba tristeza... Guardamos su recuerdo en el chip de nuestra memoria, yo en el compartimento donde se haya el cometa Halley.

Pero en otro compartimento asociado al nacimiento de mi hija menor, se encuentra el bombardeo -que la noche del 15 de abril de 1987- los americanos hicieron en Libia. Mientras empujaba, ayudando al alumbramiento, las enfermeras y el médico que me atendían, no pudieron por menos comentar entre ellos el terror que supone para un pueblo, venga de donde venga, ser bombardeado.

Sin poderlo remediar, me pregunto ¿por qué de nuevo tenemos que formar parte de un “equipo” que bombardea? Los que salimos masivamente a la calle en la guerra de Irak manifestamos en su día y hoy volveríamos a hacerlo, NUESTRO PACIFISMO, nuestro deseo de PAZ. No es que a mí no me parezca terrible el comportamiento (y la actitud general durante estos últimos 24 años) de Gadafi. Pero una cosa es preservar la exclusión aérea y otra tirar bombas que maten a inocentes, como él está haciendo...

Volví a la luna y ahora -más alta desde la línea de tierra del horizonte-, había perdido parte de su encanto, como reflejando algunos de los sucesos ocurridos en los últimos días -demasiados sucesos, demasiado rápidos para  poder asimilarlos-: maremotos, terremotos, crisis inacabables, una alarma nuclear más que peligrosa, incertidumbre... y sobre todo la sensación de estar comenzando una nueva época.

Esa sensación me llenó de paz por momentos. Sería deseable que todos estos hechos hicieran despertar al ser humano del letargo en el que está sumido.

La luna, arriba en el cielo, parecía sonreír...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Palabras "iluminadas" por la luna, sin duda. Ella es un astro pacífico, estamos seguros todos los que nos paramos a verla cuando está llena, menguante o creciente y la echamos de menos cuando es nueva.

Mª Pilar dijo...

Sin lugar a dudas, la luna a pesar de los pesares. siempre sonrie.
Yo la tengo enfrente cuando sale yestos días no puedo partar los ojos del cielo, y las mareas son impresionantes.

Un beso

Tia Pili