En los últimos tiempos hemos perdido muchas cosas. Entre ellas la comida sana y hecha al amor de la lumbre, los mercados donde se compraba esa comida que provenía del campo, las plazas con sus fuentes cantarinas, reunión de distintos tipos de gentes. Hemos perdido las calles sin automóviles, el aire sano de la sierra, los coches de caballos y el traqueteo del tren al desplazarnos de una ciudad a otra. Lo peor que hemos perdido (y de ninguna forma creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor), ha sido la relación emocional y humana entre unos y otros que se ha hecho más distante y egoísta, hemos perdido la solidaridad con el más débil, la compasión... y en otro estado de cosas, la confianza en la clase política, en los bancos y en el sistema que lo cubre todo y favorece a los más ricos, a los especuladores y a los chorizos. Y lo peor del asunto es que estábamos perdiendo la esperanza que es lo último que se puede perder...
Por otra parte hemos ganado en democracia, años de vida, técnicas hospitalarias y cuidados médicos -algo deshumanizados, pero buenos- hemos construido carreteras, aviones, trenes de altísima velocidad, máquinas distintas a granel y algo muy importante: un sistema de relaciones públicas desjerarquizadas a través de Internet que, con la web 2.0 y a través de las redes sociales, comunica personas de diferentes procedencias, permitiéndoles enredarse,de forma solidaria y sustitutiva de esas ágoras y plazas que habíamos perdido.
Pues bien, de repente saltó una chispa, la chispa prendió una hoguera llamada Sol y ese Sol, que estaba vacío de contenido, entre la Mariblanca, la estatua de Carlos III y el Oso y el Madroño, se ha llenado de vida: se ha tomado la plaza. Una plaza dura y desangelada, sin un árbol, que era Sol, se ha convertido en un símbolo de futuro. Y si la política se resolvía antiguamente en el ágora, los que pedimos democracia real seguimos asintiendo (a pesar de ser ignorados por determinados grupos políticos), afirmando y esperando que esta hoguera sea la que siga dándonos calor tanto a nosotros como a otros países de Europa. Sol está en nuestros corazones. Vivamos en “Clave de Sol”.
2 comentarios:
Me ha gustado tu escrito.
Yo soy de la misma opinión, nos estamos deshumanizando, nos volvemos más introvertidos y egocéntricos ¡qué pena!
Nuestra juventud tiene un futuro incierto, le falta motivación.
De todas formas, no hay que perder la esperanza, aunando fuerzas hay que conseguir un trabajo digno para todos.
Saludos.
Kasioles
Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dices, con otras no, pero es bueno discrepar.
Es necesario que me digas si JM te mandó un email que le mandé para que os lo hiciera llegar a todos los hermanos, si no es así me lo dices y te le reenvío a ti.
Un beso
Pili
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