lunes, 9 de abril de 2012

Smart Cities o como una buena idea puede dejar de serlo cuando se utilliza para fines distintos de los que se pretendía inicialmente


De las ciudades inteligentes (o elegantes que es otra posibilidad de traducir al castellano el término “smart”) se está hablando mucho en los últimos tiempos, pero después del magnífico texto escrito por el Catedrático de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la ETSAM, José Fariña, en su blog, poco o muy poco se puede añadir.

En todo caso, para los que no sepan lo que son estas ciudades tan inteligentes (listillas las llama Fariña), y quieren comprenderlas a través de un lenguaje coloquial, podríamos decir que son aquellas que utilizan las nuevas tecnologías (TIC) con el objetivo de ser más eficientes económica y energéticamente hablando, más seguras, más sostenibles, mejor trazadas y, en definitiva, más humanas.” A pesar de su definición, sin sombra de negritud, no es oro todo lo que reluce.


Aunque el objetivo es interesante, dado todo lo que se puede ahorrar, mediante sistemas de redes y sensores altamente tecnológicos (¿), tanto en energía eléctrica, gracias a una iluminación urbana sensible (aminorando y adaptando flujos en función de las necesidades reales), en otras energías y en transporte (haciendo más eficaces los sistemas de movilidad subterránea o terrestre -públicos o privados- en base a la detección y posterior adaptación a las horas punta, proponiendo vías alternativas, etc), en seguridad o en otras cuestiones relacionadas con la complejas necesidades de las futuras mega-ciudades, como es la gestión de residuos o la de los aparcamientos, me da la sensación que son las grandes empresas las que están arrimando el ascua a su sardina para conseguir pingües beneficios. Como siempre.

Este “espacio de oportunidad” ha dado lugar, por ejemplo, a la Cities Konwledge Platform (en Latinoamérica), lideradas por Tecnalia y la Fundación Metrópoli, que pretenden enfocarse hacia nuevos “nichos” de negocio. En nuestro país compañías  de enorme peso como son IBM, Bosch, Philips, Sedigas, Repsol, Ecoembes, Agbar, Ferrovial o Telefónica han creado la Red Española de Ciudades Inteligentes. Ciudades como Málaga (recientemente premiada por IBM como precursora), Alicante, Santander o Madrid se están apuntando al carro y próximamente se celebrarán distintas jornadas como la Madrid EcoCity, en la que se “analizarán los desafíos a los que se enfrentan las ciudades en la búsqueda de soluciones que contribuyan a un mundo más saludable y sostenible.” Muchas ciudades españolas pretenden ser verdaderos laboratorios vivientes y aproximarse a otras experiencias europeas y americanas (Living Labs).


Pero estas empresas -en manos de un sistema omnipotente y omnipresente- ¿no se estarán queriendo apropiar de términos (tan manidos por mal utilizados) como “sostenibilidad” o "habitabilidad", para hacernos creer a la ciudadanía que los problemas urbanos se resuelven a base, pura y simplemente, de tecnología?
¿Pretenden hacer suyas (¡ay madre!) las nuevas herramientas tecnológicas e Internet, ahora en sus manos (que duda cabe) pero utilizadas masivamente por todos aquellos que desean construir un mundo nuevo, unas ciudades nuevas, un ser humano nuevo?

Urbanistas y colectivos ciudadanos ponemos en tela de juicio la gestión y la planificación urbana vertical y centralista.






Estamos en contra del control de la ciudadanía por medio de cámaras, visores, sensores, móviles, ipads y todos aquellos artefactos que en el fondo y en la forma nos puedan vigilar.


Apostamos por una ciudad distinta, en contacto inteligente los unos con los otros y abogamos por un crecimiento controlado o -mejor dicho- un decrecimiento, participativo y humanista.



Amsterdam: aparcamiento de bicis




Entendemos que las ciudades se basan en la relación entre sus habitantes, hombres y mujeres, de manera igualitaria, plural y responsable, utilizando lo que el presente y el futuro nos depare. Nosotros somos los principales actores.



Amsterdam: Parque visto desde el canal

Por lo que pregunto ¿no estaremos asistiendo a un nuevo canto de sirena con las Smart Cities? Utilicemos la imaginación pero no nos dejemos engañar.

Para mayor información, recomiendo la lectura de estos artículos para que cada cual saque sus propias conclusiones:

TELEFÓNICA:


ETHEL BARAHONA- CESAR REYES:


IBM:


MANU FERNÁNDEZ:


EL PAÍS: