Porque la realidad
ciega y la luz sin la sombra deslumbra. Porque a veces cuesta mantener firme el
timón, sobre todo cuando ves terribles desigualdades y contradicciones en mi
ciudad como las cuatro fálicas torres plateadas, espantosas por lo que significan, frente a
otras realidades hermosas aunque de crudeza marginal en un barrio que llaman
China Town y que recuerda a otros lavaderos de pies de cuando no existían redes ni
tubos para el agua. Porque hace frío. Porque sólo la música amansa, la poesía
acoge y el amor es lo único que justifica. Vivir para, no vivir por.
Entonces aparece Praga en la memoria.
Entonces aparece el Puente de Carlos, las cúpulas barrocas, el río Moldava y Smetana componiéndole una pieza que me transporta a la ciudad de la luz y de los contrastes.
Entonces es como si caminara entre las tumbas del barrio judío, subiera al
castillo leyendo a Kafka y me convirtiera en un horrible insecto una mañana al
despertarme. Entonces, entre la luz de primavera, que todavía no es hoy pero
recuerda, aparece Jaroslav Seifert, Premio Nóbel 1984, cantando “toda la belleza del mundo” de una ciudad que añoro. Entonces, mientras paseo sus plazoletas y miro el reloj
y la Plaza Staremesto Namesti, escucho la música de jazz que sale desde los
garitos más oscuros....va y me dice lo que yo estaba pensando pero no sabía
expresar: “SER POETA: La vida hace
tiempo que me enseñó que la música y la poesía son lo más hermoso que este
mundo puede darnos, salvo el amor...”
Decir Jarosalv Seifert es decir Praga, es decir la ciudad blanca, es decir madre. Es decir crítica ante todos los ocupantes y ante el régimen totalitario de Stalin. Es decir honradez, lirismo, poesía y honradez. Honradez dicho dos veces. Es decir Praga de nuevo, siempre Praga, donde nace, muere y canta el poeta.
“Día tras día miro agradecido el castillo de Praga y su catedral y no puedo apartar la vista de esta imagen.(....) Hay días que el castillo y su catedral se alzan oscuramente nobles y parecen construidos de tristes piedras traídas de la luna. Pero al momento envuelven a las torres coronas de rayos y de rosas y un dulce espejismo en el que está tejido también el amor."